Pero llegaste tú
Había un agujero, un hueco,
un lugar vacío...
Yo nunca sonrío;
mi corazón es viejo.
Pensaba eso;
eso creía.
Pero llegaste tú...
Cerraba los pulmones.
Olvidaba los rostros,
olvidaba los nombres,
para no encariñarme,
para no entristecerme
al tener que olvidar
lo que costó aprenderme.
Pero llegaste tú...
Vivía disfrazada
y vivía escondida.
Caminaba en el mundo
callada y de puntillas,
con un libro en la mano
que jamás olvidaba,
como pluma de Dumbo
para poder volar
y cruzar a otro mundo.
Pero llegaste tú...
Y cuando tú llegaste
aún más quise esconderme.
Mi muro de ironía
creció hasta el infinito.
Crecía el miedo mío,
porque yo lo sabía.
Sabía que quería
llegar a conocerte.
Y al final me rendí.
Me rendí sin saberlo.
Dejé escapar la pluma
y me quedé en el suelo,
muy cerca de la luna.
Había un agujero, un hueco,
un lugar vacío...
Me faltaba una pieza...
Hola Eva, me encantó el poema, esa llegada desbarata lo planificado, pero rendirse puede ser todo un placer.
ResponderEliminarMuchas gracias! Es cierto a veces los límites que nos ponemos sin insostenibles. Por suerte para mí, hay cosas que les pasan por encima.
ResponderEliminarUn poema donde sólo la emoción escribe y la pluma trata de seguirle el paso.
ResponderEliminarLa verdad es que si. Lo tenía en el corazón, luego en la cabeza y,al final,lo escribí. Gracias por leerme y comentar. Un abrazo
EliminarUn poema donde sólo la emoción escribe y la pluma trata de seguirle el paso.
ResponderEliminarEva, qué bonito y romántico es este poema. Me ha encantado. Besos
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. No fue pensado,la verdad. A veces salen así las cosas. Gracias por leerlo y comentar. Un beso!
EliminarQue guapa poesía felicidades Eva :)
ResponderEliminarMil gracias! Y otras mil gracias por leerme!
ResponderEliminarPrecioso poema que se lee más con el corazón que con los ojos. Un saludo.
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