Donde habitan los ángeles

 Hay unas nubes distintas, especiales... Unas nubes diferentes a esas que vemos cuando elevamos la vista hacia el cielo. No son grises, ni blancas, ni tienen nombres científicos. No forman parte del ciclo del agua, sino del ciclo de nuestra vida. 

Se trata de unas nubes donde se han ido alojando nuestros ángeles, haciendo allí sus camita eternas, sus pequeñas madrigueras. Y en mis nubes... habitan ellos.

He sido, y soy, madre humana y perruna, y no lo cambiaría por nada.

De todos mis compañeros de cuatro patas, cada uno fue diferente... inolvidablemente diferente.

A veces, mientras escribo, contemplo la pared donde me acompañan, junto a mi mesa de trabajo, sus recuerdos estampados en fotografías que ahora, me parecen tomadas en otra vida. Allí están, jóvenes y mimosos, junto a nosotros, sin arrugas ni canas.

Mi pared de ángeles
Mi pared de ángeles



La mayor parte de mi vida independiente la he vivido junto a ellos, disfrutándolos, aprendiendo de ellos, queriéndonos... Y ahora, su falta me pesa (nos pesa) cada día. Comprendo que todo esto lo comparten y entienden quienes también lo han vivido, al meno de un modo parecido. Pero me cuesta mucho, muchísimo pensar, que tengan que gustarte los perros (ya no hablo de los animales en general) para tomar conciencia de que son seres que sienten, sin que una Ley tenga que dictarlo así. Por supuesto que todo lo que suponga un punto más a su favor hay que tomarlo como algo positivo, pero hace falta mucho más... Algo más profundo que jamás saldrá en el BOE.

La nueva Ley entró en vigor el 5 de enero

Y si esta ley (Ley 17/2021 de 15 de diciembre) que los reconoce como "seres sintientes" se ha hecho necesaria es porque nuestras carencias como sociedad nos están llevando a un agujero negro, arrastrados por la falta de empatía y de capacidad de ver con claridad la vida. 

Soledad, miedo, amor... todo ello cabe en sus corazones. Todo y más. Yo lo he visto, lo veo cada día. Quizás debemos mirar alrededor, sí. Pero sobre todo, mirar hacia dentro, reflexionar...

Hace unos días un perro fue abandonado, durante la noche, atado a la puerta de la protectora "Os Palleiros" de Pontevedra. El perro, nervioso, y desorientado, escapó y fue atropellado. Murió. Como él mueren todos los días, abandonados, de hambre, atropellados, o de pura tristeza.

 Otro ángel más. ¿Va a impedirlo una ley?


"Perro no recuerda su nombre porque hace mucho que nadie lo pronuncia. Su nombre cruzó rápido por su vida, igual que la posibilidad de una familia, un hogar.

Perro tiene el pelo de color canela oscuro; los ojos de un avellana claro salpicado de manchitas verdes. Perro utiliza sus ojos avellana claro para mirar a uno y otro lado. No encuentra nada. Solo él y un mundo enorme.

Perro ve pasar a las personas y quiere acercarse. Se acerca buscando no sabe qué... Quizás solo amor.

Perro tiene miedo. El miedo se le ha pegado a la piel, al pelo sucio... Como él se pegó, se queda pegado al suelo mirando el coche acercarse...


Aquella noche murió Perro. Perro muere todos los días".

Para todos los Perros del mundo 


Trufo y Cane

Gastón


   

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