Qué chulos son esos días en los que tenemos la oportunidad de descubrir de nuevos sitios en los que no has estado desde hace años; cosas que no veías desde pequeña...y descubrirlas, verlas y hacerlas como si fuera la primera vez...  Qué chulos son esos días en los que coges al vuelo la oportunidad de mirar a tu alrededor por un ratito, sólo por un ratito, con ojos de niño. Días en los que puedes sentirte un Peter Pan transformado, o una Wendy aprovechando los últimos instantes en el País de Nunca Jamás antes de volver a casa...
....Y todo se lo tengo que agradecer a Blanca, mi peque. Poder hacer un pastel de arena en el parque; tararear una canción para niños o encontrarle su punto a una peli de dibujos. A veces es un respiro descansar de ser adulto; eso sí son auténticas vacaciones.Atreverte a probar juegos; a sacarte fotos ridículas delante de otros; correr y reír. Estos, no hay que olvidarlo, son momentos  en los que conquistamos, aunque de manera efímera, la libertad que perdemos al tiempo que perdemos la inocencia.¡Qué chulos son esos días!.
Luego, esos días pueden terminar con el pelo de Blanca lleno de arena y sin querer acostarse. Es probable que recordemos de pronto lo cansadas que estamos, pero ¡Qué chulos son esos días!

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