Estos días de Semana Santa han sido unas pequeñas vacaciones; una desconexión; sólo de Vigo a Coruña, nada grandioso, pero a veces unos cuantos kilómetros tienen el poder de concedernos mágicamente una estupenda sensación de libertad.
Sumergidos en las profundidades de un acuario sólo iluminados por las medusas, a veces,
 
 
otras, al pie de un acantilado, abriendo los pulmones para llenarlos con el olor del mar, tan intenso que todavía hoy, casi una semana después, todavía lo noto...
 


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