Estos días  no paro de pensar en lo rápido que pasa el tiempo (por muy tópico que sea), al verme en el espejo la barriga que de tanto que se ve no me deja verme los pies; a punto de cumplir los seis meses de embarazo y Blanca ya con tres años y medio, con las patadas que van a más y más ( y mucho más) y Blanca que ha decidido que no se duerme nunca hasta hora y media después de acostarla...  Estos días a partir de las cuatro de la mañana me despierto y ya no consigo dormirme pensando en que la habitación del peque ni está empezada, en que me he olvidado de buscar dibujos con forma de círculo para el cole...  Y luego, después del agobio, viene la enana con un retrato de familia ...


Experta en hacerme sonreír, como siempre, cuando menos me lo espero, y no me queda más remedio que pensar otra vez en lo rápido que pasa el tiempo; en lo rápido que pasó desde la primera vez que cogió con su mano diminuta un plastidecor...hasta ahora. Y, no me queda más remedio que pensar también en que los agobios por ser mamá tienen sus compensaciones precisamente, y por suerte, en ser mamá.

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