Lugares con magia: Pontedeume


Ventana y vistas desde la Torre de los Andrade (Pontedeume)




Guardo en la retina una imagen infantil de Pontedeume. Para mí, el puente de piedra de esta villa costera ubicada en la provincia de A Coruña, era un hito en el paisaje que adivinaba a través de la ventanilla del coche. Entre cabezada y cabezada (me dormía con facilidad también en trayectos cortos) comprobaba si ya habíamos cruzado. Si la respuesta era afirmativa significaba que ya estábamos cerca de comenzar nuestra jornada de playa en Cabanas.

Recuerdo como si fuera ayer el pinar (en el que una vez incluso vi una ardilla), el canto de los pájaros y lo bien que me sabían esos helados de merienda. El Frigopie era mi apuesta segura. 

Hoy Pontedeume ha cambiado ante mi mirada. Estoy segura de que jamás me abandonará ese recuerdo infantil con sabor a fresa. Pero ahora también puedo decir que Pontedeume es un lugar cargado de historia, historias y leyendas. Empezando por el Torreón de los Andrade, hoy centro de interpretación y museo. Desde sus terraza es posible sentirse como el señor de un castillo, contemplando su extenso territorio. A continuación, espera un recorrido a través de los jardines que lo rodean.

Puerta de acceso a la terraza (Torre Andrade)

Vista del puente desde lo alto de la Torre 

Callejear es la mejor opción para conocer el pueblo, porque Pontedeume invita al paseo. 

Detalle de un cruceiro en las calles de Pontedeume


Las plazas (la de San Roque, la del Conde o la Real) guardan más de una sorpresa, además visten terrazas perfectas para disfrutar de una tarde de primavera o un mediodía de domingo estival. La Iglesia Parroquial de Santiago merece una visita, así como el Convento de San Agustín. Pero no hay que dejar pasar la oportunidad de salir extramuros, recorrer la muralla desde fuera por la Plaza de la Angustia, contemplar las casas con balconadas de madera, imaginar tiempos pretéritos...

Monasterios y fragas

Pero las sorpresas de Pontedeume van más allá del núcleo urbano. No solo hacia la Playa de la Magdalena o el Paseo Marítimo, sino hacia el interior de las fragas. Allí aguardan increíbles lugares en los que perderse y encontrarse con ese verde tan de aquí. En el corazón de las fragas respira la historia del Monasterio de Caaveiro o el antiguo puente sobre el río Sesín. Pero además, se encuentran las ruinas del antiguo castillo de los Andrade.

Castillo de los Andrade


Desde allí, en un día claro, incluso puede distinguirse el perfil de la Torre de Hércules en el horizonte.

Vistas desde los accesos al Castillo de Andrade


No muy lejos hay un lugar que me pareció especialmente mágico. Un sitio en el que detenerse es obligado. La ermita de San Miguel de Breamo. Un enclave rodeado de una atmósfera muy especial. La magia de su energía se siente en el aire.

Ermita de San Miguel de Breamo

 


De brujas y libros




Estos días un precioso libro me ha llevado a este pasado ancestral que se respira en Galicia. Solo basta alejarse unos pocos kilómetros de la ciudad y, de repente ahí está...


 Allí donde las almas flotan entre las nubes.

Allí donde las lágrimas humedecen las piedras, el suelo, las paredes dentadas de pasado…

Allí donde los cuervos graznan secretos a la luna… Donde los elementos; aire, fuego, agua, tierra, se funden en una energía que rige naturalezas y destinos… Allí estuvieron ellas…


Se respira en estos lugares la alquimia del tiempo… Aquelarres de truenos y relámpagos se reúnen sobre el cielo del tejado.

La tierra abierta marca conjugaciones verbales pronunciadas en la penumbra de un hogar, hace siglos.

Lugares mágicos frecuentados por los espíritus de mujeres protectoras que jamás se marchan del todo.

En Galicia el poder mágico de la naturaleza viste tonos verdes, huele a salitre, al sudor del campo y de la tierra.


Aquí, en estas tierras, el pasado celta late bajo la la tierra, se dibuja en filigranas rocosos y animalarios de piedra pastan en el corazón del bosque ajenos a miradas indiscretas.

Galicia é terra meiga.


Ermitas seculares aparecen de repente, adornando las curvas de las carreteras secundarias.

Castillos cincelados por vientos y guerras transforman paisajes en novelas.

Aquí, aquí también están ellas.


Seguiré buscando lugares con magia



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