Han pasado no sé ni cuántos meses desde la última vez que escribí. Que pude y que vencí la pereza para hacerlo. Porque lo reconozco el mayor problema al final, fue la pereza.

Después de un invierno asqueroso, de mal tiempo y enfermedades, llegó el verano, los dos niños en casa, y las horas del día que no llegan...
Intentar vivir sobre esa fina línea que separa el caos de la cordura. Cuando intentas ir a la ducha, y por el camino pisas una princesa Disney, se te clava la rueda de un coche en la planta del pie y tropiezas con un correpasillos, es difícil que llegue la noche y elegir escribir algo en el portátil antes de tomarme un gin o irse a dormir....
Seré honesta, incluso me he planteado si estaba bebiendo demasiados gins, pero sentaban muy bien viendo una peli, y contando los minutos de silencio sin ninguna voz infantil. Era un Kit Kat, sólo que para mayores de 18. Y no, no tengo un problema con el alcohol!
Ahora han acabado las vacaciones y me propongo vencer la pereza, organizar la casa (ja, ja) y hacer lo que me apetece, por ejemplo, escribir

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