Una vez con 17 años
Una planta se ha secado en mi ventana.
Una planta impostora.
Acostumbrada a mentir; a esperanzar.
A hacer brotar ilusiones verdes y tiernas.
Se ha secado la tinta que
escribía mis latidos;
alejada de su "Unicornio Azul".
El corazón ha entrado en duermevela,
aprisionado bajo una
costra de recuerdos.
El tiempo me falla,
y el aire.
Y el valor.
Mi piel traslúcida,
que deja ver a todo y a todos,
guarda miles de secretos.
Moscas negras en mi mirada.
Papeles arrugados
que crujen en mi pecho.
Velas de cumpleaños
que huelen a cera y,
a veces,
a esperanza.
Colecciono deseos
y rechazos.
Soplo la vela,
pero el fuego no se apaga.
Las palabras queman en mi lengua.
Querer, desear, morir por crecer.
Crecer y marcharse.
Escaparse del número maldito.
Aquí estoy.
Ahora, he crecido.
Preciosa poesía, un abrazo
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias!. Un abrazo
EliminarQué bonita, es dura por momentos pero preciosa, para leer con calma y analizar.
ResponderEliminarBesos.
¡Gracias! Me alegro mucho de que te haya gustado. Nació de una noche insomne en la que me visitaron un montón de recuerdos de los que forman nudos en el estómago. Por suerte las palabras deshacen los nudos :). Besos.
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